Como si se dudara de los impresionantes avances de las ciencias y técnicas médicas, así como de los oncólogos, internacionalmente, en varias misas cristianas le suplicaron a Dios no sólo que cure el cáncer sino que prolongue infinitamente la vida del comandante de la revolución socialistas del siglo XXI. Para reforzar este ruego, o talvez porque también se duda del dios cristiano, primero en Venezuela y luego en Cuba, se realizaron bilongos, que así se llama una ceremonia religiosa consistente en un conjunto de danzas rituales, cánticos, golpes de tambor y oraciones dirigidas a Obatalá, el Dios de los Yoruba. En la pantalla del televisor se veía a las suplicantes, unas bellas y sensuales bailarinas y a un sacerdote que cantaba como si se lamentara porque el enfermo es el más grande chamán de la política revolucionaria contemporánea.
Las creencias religiosas procedentes de Nigeria y otras africanías han influido fuertemente en la política de América Latina. Uno caso notable es el del presidente haitiano Duvalier, más conocido como Papa Doc. Gobernó creando una atmósfera de terror con los tonton macutes, temibles policías vestidos de negro, con gafas negras todo el tiempo, y pistolas del mismo color. Con ellos se impuso la amenaza de que los disidentes serían transformados en zombies, es decir en muertos que sobreviven a su muerte pero que no saben quiénes son. Nótese que el presidente vitalicio de la república al mismo tiempo era bokor, es decir jefe supremo de los hugan, sacerdotes del vudú.